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Traducción: Sergio Hache
Edición: Anita Manasse – wayran@gmail.com
¿Qué hacemos cuando todo a nuestro alrededor parece estar desmoronándose?
Claramente estamos ante un cruce de caminos; dos sendas se han abierto ante nosotros. Una conduce al pasado – no el pasado de mil años atrás, o cien, ni siquiera diez. Incluso días, semanas, meses. Pero sí el pasado del último instante cuando estábamos aún tentados de mirar hacia atrás, por encima de nuestros hombros, a lo que acababa de suceder.
La otra senda no es la del futuro, sino del presente. El Momento Presente. El Instante Sagrado. El Ahora.
Estamos siendo testigos del desembrollo de la tercera dimensión, la realidad lineal, que dice que el próximo instante nace del anterior, y que estamos sobre una trayectoria inevitable hacia el futuro, un futuro que será muy parecido al pasado. Únicamente más brillante.
Ese es el sendero conocido. El que todos hemos caminado por vidas enteras. Y muchos en el mundo continuarán en esa senda de hábito, historia y miedo.
La otra senda es la más difícil de seguir. ¿Por qué no lo hacen? No pueden seguirla. Solamente pueden estar en su umbral y estar presentes. No es una senda a caminar. Es un sendero al que se accede solamente por el simple acto de respirar e ir al interior.
La vieja senda es ir buscando respuestas y seguridad fuera de nosotros mismos.
La nueva senda es escuchar a nuestros propios corazones e intuición.
En el viejo sendero se nos dijo qué hacer y lo hicimos en grupos de familias y pueblos y ciudades y naciones e incluso como humanos.
La nueva senda dice que cada individuo es ahora la única fuente de su propia guía y seguridad.
La vieja senda decía que para entrar a la “puerta D” primero teníamos que pasar por las puertas “A”, “B” y “C” y en esa secuencia.
El nuevo sendero sugiere que para entrar a la “puerta D” tan airosamente como sea posible, tal vez primero tengamos que pasar por la “puerta Q” y luego la “Z”. También sugiere que tal vez no tengamos que pasar por ninguna. Simplemente el universo comenzará a inclinarse hacia nosotros.
Muchos de aquellos que sobrevivieron a la pesadilla de las Torres Gemelas –por razones que no podrían explicar ese día- son los únicos que decidieron quedarse en casa esa mañana, o tomar un colectivo posterior, o cuestionaron y desoyeron las figuras de autoridad que les dijeron volver a las torres después de que habían sido golpeadas. Escucharon a su voz interior, incluso cuando esa voz no tenía sentido.
Estamos siendo testigos del desmantelamiento de todos los sistemas de creencias –incluidos los sistemas espirituales- y el mundo material que esos sistemas de creencias han creado. El sistema material de creencias que dijo que estamos separados unos de los otros y de nuestro entorno y el universo a nuestro alrededor, y que en consecuencia debíamos protegernos unos de los otros; que a cambio creó naciones y ejércitos y leyes punitivas y bancos.
También estamos siendo testigos del desmantelamiento de los sistemas de creencias espirituales, que replicó los sistemas de creencias materiales convenciéndonos que habíamos caído de la Gracia y donde el mal y la flaqueza de poder disponía que necesitábamos de la salvación y la religión. Incuso mucho de los sistemas de creencias de la “Nueva Era” nos piden dar nuestro poder por medio de una práctica rígida, o un gurú, o un maestro ascendido, o un libro muy vendido.
No estamos atestiguando destrucción sino nacimiento. Re-nacimiento y re-unión. Las paredes, instituciones y creencias que nos han separado están cayendo. Todo lo que pensamos que sabíamos de la vida será cuestionado. A medida que se incrementa la vibración planetaria, incluso la gravedad como la conocemos será cuestionada.
Nos estamos mudando de un tiempo en el que dábamos nuestro poder a las fuerzas externas para alimentarnos, tener un hogar y vestirnos, a una nueva era donde nuestros corazones e intuición y nuevamente el renacer de la manifestación de poderes proveyendo todo lo que necesitamos. Lo que no es decir que no habrá dinero para pagar cuentas, ni trabajo adonde ir o a negocios en los cuales comprar. Solamente que descubriremos modos más perfecto y gratos de pagar las cuentas y encontrar esos trabajos y comprar en esos comercios. Métodos que sirven al todo.
Estamos abandonando el mundo de la razón y entrando al de la intuición. El mundo de la razón limita el acceso a la información. El mundo de la intuición tiene una fuente infinita de conocimiento para acceder. El mundo de la razón está basado en el miedo. El de la intuición lo hace en el amor.
El equilibrio está siendo reestablecido. La naturaleza y el universo siempre estuvieron en equilibrio, somos los únicos que interrumpimos ese equilibrio.
Todo lo que tenemos que hacer es salirnos del camino un poquito mientras el mundo se reequilibra a sí mismo; traten de estar presente, de estar sin miedo, y cuando venga el miedo vayan dentro y respiren y escuchen a la voz interior.
Confíen en esa voz para tener nuestro mejor interés en el corazón.
Ofrecido en paz.